Jorge Ormeño: "La idea no murió"

El actual volante de la UC, Jorge Ormeño, es el mayor ídolo en la historia del Real Chile. Y pese a que reconoce no saber demasiado del cambio de nombre de su club tras el golpe de Estado de 1973, sí tiene una opinión al respecto: "Creo que ese periodo fue muy problemático, si bien yo no tengo participación en política, pienso que pese a lo que sucedió, la idea no murió...la idea de los fundadores era fomentar el deporte en la población Gómez Carreño y eso sigue vigente".

El mediocampista, quien se tituló campeón con Santiago Wanderers en 2001, aún sigue ligado al equipo de su barrio. Según relata el presidente Rafael Cueto, "Figura" los ha apoyado con camisetas autografiadas para estimular a los mejores jugadores del team rojinegro.

 



De Moscu a Chile


"Habían pasado pocos días desde el golpe y hasta la sede del club llegaron dos carabineros con una orden perentoria: teníamos una semana para cambiar el nombre de nuestro club".

Así relata Jorge "Polilla" Santana un episodio que marcó su vida: en septiembre de 1973 tuvo que encabezar un proceso que terminó con la "muerte" del Atlético Moscú, institución que había visto nacer cinco años antes en la población Gómez Carreño de Viña del Mar.

Como aquella, son varias las historias en la región de estas "víctimas" en el fútbol amateur de la irrupción militar de hace 32 años.

Quizás si las más emblemáticas son las de Atlético Moscú en Viña del Mar y Estrella Roja en Valparaíso, clubes que pese a la intolerancia lograron resguardar de distinta forma su identidad y viven hasta hoy.

POR SIEMPRE ESTRELLA

Manuel Walker era el tesorero del club Estrella Roja del cerro La Loma en 1973. Y recuerda con particular nitidez cuando su presidente, Manuel Aránguiz, le contó que una patrulla de carabineros llegó a fines de septiembre de ese año hasta la sede del club, acompañando a un funcionario municipal que les traía una noticia fatal.

"La orden era cambiar el nombre del club. Nosotros les explicamos que no teníamos nada que ver con política, porque el Estrella Roja nació en 1955, le pusimos así en homenaje a un equipo yugoslavo", indica el dirigente.

Pese a los argumentos, las autoridades de la época insistieron en que la institución debía dejar su tradición atrás. Ante eso, los socios se vieron en la disyuntiva de desaparecer o cambiar de nombre. Eligieron sobrevivir.

En 1973, Estrella Roja pasó a llamarse Libertad, retomando la denominación de un antiguo equipo del cerro La Loma.

"Perdimos mucho con ese cambio", explica Walker. "De partida debimos dejar de utilizar nuestras tradicionales camisetas con una estrella en el pecho, y empezamos a utilizar una verde con blanco. Además, se nos caducó la personalidad jurídica, obtenida el año '72 con mucho esfuerzo... la persecución fue muy grande, y el daño también".

Pero los dirigentes del Estrella Roja no se quedaron de brazos cruzados. Durante casi 8 años lucharon por recuperar su antiguo nombre y lo consiguieron. El Consejo Local de Deportes aprobó en la década de los '80 restituirle a los porteños su denominación histórica.

"Volvimos a retomar nuestra tradición, hicimos una fiesta en la sede y entramos a la cancha nuevamente con nuestros colores originales, el rojo y el blanco que identifican al Estrella Roja", rememora emocionado Manuel Walker.

DE MOSCÚ A CHILE

Jorge Santana es conocido en el mundo del deporte por sus hazañas en el básquetbol. Pero pocos saben que fue uno de los fundadores del club de fútbol amateur Atlético Moscú de Viña del Mar.

Hoy ese club se llama Real Chile, pero aún mantiene el escudo y los colores de la camiseta con que se inició un 1º de mayo de 1968.

"Polilla" recuerda que cuando nació la institución, trató de afiliarse a la Liga de la población Gómez Carreño, pero sus integrantes eran sólo niños, por lo que junto a su amigo Jorge Ulloa Novoa debió asumir el liderazgo. A la hora de bautizar al equipo, relata el ex basquetbolista, uno de los muchachos de menor edad propuso Atlético Moscú, tras rechazarse las opciones de Washington y Torino, que ya existían en Valparaíso. "Nunca tuvimos relación con la política", explica.

Sin embargo, también debieron cambiar su nombre luego del 11 de septiembre de 1973.

"Nos juntamos los socios y realizamos una elección democrática, primero decidimos seguir vigentes, y luego, por dos votos de diferencia, le pusimos Real Chile al club", recuerda Santana.

En ese momento apareció el ingenio. Como en la cancha, los viñamarinos le hicieron una finta a los militares y mantuvieron el escudo que los identificó desde siempre, ese que tiene una A y una M blancas sobre fondo rojo. Las camisetas también siguieron con sus colores originales. El Atlético Moscú no murió. Su espíritu sigue vivo en el Real Chile.

 


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